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Once again, we find ourselves at the beginning of a new year, the liturgical year! In some respects, we reset our “liturgical clocks” when we begin the season of Advent. This is a season for both remembering God’s boundless love for us and anticipating the fulfillment of that love, when Christ comes again.
We live now, "remembering" past events and "anticipating" what is yet to come. While reflecting on the meaning of Advent and reviewing some beautiful writings on this season, I came across an insightful piece by deceased Jesuit, Walter J. Burghardt, well known for the down-to-earth stories he wrote:
The day after Thanksgiving the New York Times told of a 33-year-old local cab driver whose shoulder-length hair was tied in a ponytail. (Don’t get distracted by the ponytail!) About five years ago, this cabby "prayed to God for guidance on how to help the forgotten people of the streets who exist in life’s shadows." As he recalls it, God replied: "Make eight pounds of spaghetti, throw it in a pot, give it out on 103rd Street and Broadway with no conditions, and people will come." He did, they came, and now he goes from door to door giving people food to eat. I am not asking you to stuff the Big Apple with spaghetti. But a New York cabby can bring light into your Advent night. He prayed to a God who was there; he listened; he gave the simple gift God asked of him; he gave “with no conditions”; and people responded. Here is your Advent: Make the Christ who has come a reality, a living light, in your life and in some other life. Give of yourself…to one dark soul…with no conditions. - An Advent Sourcebook (Chicago: Liturgical Training Publications, 1988), page 9.
The day after Thanksgiving the New York Times told of a 33-year-old local cab driver whose shoulder-length hair was tied in a ponytail. (Don’t get distracted by the ponytail!) About five years ago, this cabby "prayed to God for guidance on how to help the forgotten people of the streets who exist in life’s shadows." As he recalls it, God replied: "Make eight pounds of spaghetti, throw it in a pot, give it out on 103rd Street and Broadway with no conditions, and people will come." He did, they came, and now he goes from door to door giving people food to eat.
I am not asking you to stuff the Big Apple with spaghetti. But a New York cabby can bring light into your Advent night. He prayed to a God who was there; he listened; he gave the simple gift God asked of him; he gave “with no conditions”; and people responded. Here is your Advent: Make the Christ who has come a reality, a living light, in your life and in some other life. Give of yourself…to one dark soul…with no conditions.
- An Advent Sourcebook (Chicago: Liturgical Training Publications, 1988), page 9.
Blessings Sister Maribeth
¿Cómo hará realidad a Cristo este Adviento?
Una vez más, nos encontramos al comienzo de un nuevo año, ¡el año litúrgico! En algunos aspectos, reiniciamos nuestros "relojes litúrgicos" cuando comenzamos la temporada de Adviento. Esta es una temporada tanto para recordar el amor ilimitado de Dios por nosotras y para anticipar el cumplimiento de ese amor, cuando Cristo regrese.
Vivimos ahora, "recordando" hechos pasados y "anticipando" lo que está por venir. Mientras reflexionaba sobre el significado del Adviento y revisaba algunos escritos hermosos sobre esta temporada, me encontré con un escrito iluminante del Jesuita fallecido, Walter J. Burghardt, reconocido por sus historias realistas que escribió:.
El día después del Día de Acción de Gracias, el New York Times habló de un hombre taxista de 33 años cuyo cabello hasta los hombros estaba atado en una cola de caballo. (¡No se distraiga con la cola de caballo!) Hace unos cinco años, este taxista “Oró a Dios para que me guiara sobre cómo ayudar a las personas olvidadas de las calles que existen en las sombras de la vida.” Como él lo recuerda, Dios respondió: "Prepara ocho libras de espagueti, tíralo en una olla, repártelo sin condiciones en la calle 103 y Broadway, y la gente vendrá". Él lo hizo, vinieron, y ahora va de puerta en puerta dándole de comer a la gente. No te estoy pidiendo que llenes la Gran Manzana de espagueti. Pero un taxista de Nueva York puede traer luz a su noche de Adviento. Él oró a un Dios quien estuvo ahí; El escuchó; dio el regalo sencillo que Dios le pidió; dio “sin condiciones”; y la gente respondió. Aquí está tu Adviento: Haz el Cristo que ha venido una realidad, una luz viva, en tu vida y en alguna otra vida. De de sí mismo ... a una alma oscuro... sin condiciones. - An Advent Sourcebook (Chicago: Liturgical Training Publications, 1988), page 9.
El día después del Día de Acción de Gracias, el New York Times habló de un hombre taxista de 33 años cuyo cabello hasta los hombros estaba atado en una cola de caballo. (¡No se distraiga con la cola de caballo!) Hace unos cinco años, este taxista “Oró a Dios para que me guiara sobre cómo ayudar a las personas olvidadas de las calles que existen en las sombras de la vida.” Como él lo recuerda, Dios respondió: "Prepara ocho libras de espagueti, tíralo en una olla, repártelo sin condiciones en la calle 103 y Broadway, y la gente vendrá". Él lo hizo, vinieron, y ahora va de puerta en puerta dándole de comer a la gente.
No te estoy pidiendo que llenes la Gran Manzana de espagueti. Pero un taxista de Nueva York puede traer luz a su noche de Adviento. Él oró a un Dios quien estuvo ahí; El escuchó; dio el regalo sencillo que Dios le pidió; dio “sin condiciones”; y la gente respondió. Aquí está tu Adviento: Haz el Cristo que ha venido una realidad, una luz viva, en tu vida y en alguna otra vida. De de sí mismo ... a una alma oscuro... sin condiciones.
Bendiciones, Hermana Maribeth
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Vocations Team
Sister Tarianne DeYonker, OP Sister Katherine Frazier, OP Sister Maribeth Howell, OP Sister Mary Jones, OP
Adrian Dominican Sisters 1257 East Siena Heights Drive Adrian, Michigan 49221-1793 517-266-3537
Join us March 7-9, 2025, for a "Zoom and See" to discern a call to religious life with the Adrian Dominican Sisters (flyer below).
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